Cuatro años de cárcel por cambiar una cerradura

Una mujer ha sido condenada a cuatro años de prisión por cambiar la cerradura de un piso que tenía alquilado en Pamplona y dejar en la calle a su inquilina y a su hijo de ocho meses, sin sus pertenencias.

La propietaria también se apropió de los objetos personales de la víctima, entre los que había joyas, ropa, documentos y enseres del bebé.

Más de dos años desde los hechos

Los hechos ocurrieron en junio de 2021, cuando la arrendadora comunicó a la arrendataria que no le renovaría el contrato porque quería reformar el inmueble. La inquilina le respondió que seguiría pagando el alquiler y ocupando el piso hasta encontrar una nueva vivienda para ella y su hijo.

Sin embargo, la propietaria acudió al inmueble con un profesional en cerrajería de Barcelona y cambió la cerradura sin avisar a la mujer, con el fin de vaciar el inmueble. Cuando la mujer y su hijo llegaron a casa, se encontraron “en la calle y sin sus pertenencias”.

La inquilina presentó una denuncia en el juzgado para lograr que se le devolvieran sus pertenencias. Tuvo que esperar para ello una semana. El 15 de junio, a petición de una trabajadora social y ante dos agentes de Policía Municipal, la arrendadora le devolvió dos maletas con ropa y documentos.

No obstante, no le hizo entrega de todo lo que quedaba en el piso. En el inmueble seguía habiendo más objetos propiedad de la inquilina que, según las pruebas periciales, tenían un valor superior a 400 euros.

Cuatro años de cárcel por cambiar una cerradura

Una lucha judicial que puede extenderse

La Audiencia Provincial condenó a la propietaria a dos años de prisión por un delito de coacciones y otros dos por un delito de hurto agravado. Le impuso asimismo el abono de dos indemnizaciones: 6.000 euros por los daños morales y 4.819 por los objetos no recuperados.

La propietaria recurrió ante el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN), que confirmó la sentencia de la Audiencia y consideró a la arrendadora autora de dos delitos de coacciones y hurto agravado. Pero la sentencia del TSJN es recurrible ante el Tribunal Supremo.

Robo a inquilinos, más común de lo que parece

El desalojo ilegal y robo a inquilinos no son delitos tan raros como muchas personas creen. Veamos algunos de los antecedentes más recientes.

En 2019, una mujer fue condenada a dos años y medio de prisión por cambiar la cerradura y robar las pertenencias de su inquilina, una anciana de 80 años.

La propietaria aprovechó que la inquilina estaba ingresada en el hospital para acceder al piso y llevarse objetos de valor como joyas, dinero y electrodomésticos. La víctima tuvo que ser realojada por los servicios sociales.

En 2018, un hombre fue detenido por cambiar la cerradura y robar las pertenencias de su inquilino, un joven estudiante. El propietario le había alquilado una habitación en su casa, pero le exigió que se marchara antes de finalizar el contrato.

Como el inquilino se negó, el propietario le impidió el acceso a la vivienda y se quedó con sus objetos personales, entre los que había un ordenador, una guitarra y ropa.

Estos casos de desalojo y robo a inquilinos ponen de manifiesto la necesidad de garantizar el derecho a la vivienda y de proteger a las personas vulnerables que se enfrentan a situaciones de abuso y violencia por parte de sus arrendadores.